Los caballeros oscuros
Desconcertante thriller de Kazajistán, A Dark Dark Man (Sección Oficial) narra la investigación de un crimen por parte de un agente de policía corrupto, conocedor y aprovechado de las mafias que operan en el territorio, a la que una periodista que acaba de llegar le pone las cosas difíciles. Un viaje in-crescendo, en el que destacan la inocencia e inconsciencia, personificadas en el acusado de un crimen que el espectador sabe desde un principio inocente; y un sentido del humor que aparece cuando menos se le espera, en una puesta en escena estudiada, de tempo pausado, dentro de un procedimental algo visto y disperso, pero con algunas escenas de tremenda fuerza.
Aunque acaba como un thriller insustancial que se cree muy listo, The Burnt Orange Heresy (Perlas) empieza como una propuesta interesante, en la historia de un crítico de arte que busca algo de reconocimiento, y cree encontrar su oportunidad de la mano de un coleccionista (un acartonado Mick Jagger que bien podría haber protagonizado The disaster artist), que le pone en contacto con una misteriosa leyenda desaparecida de la pintura (Donald Sutherland). Acierta al poner sobre la mesa ciertos apuntes interesantes sobre la crítica y al arte, pero tal como empieza, se va desvaneciendo en una intriga chusca. Lo más destacable, aparte del obvio cameo de Sutherland, vuelve a ser Elizabeth Debicki como en muchas de las cosas en las que aparece (The night manager, The tale, Widows… ).
Pacificado (Sección Oficial y Concha a la mejor película) fue el nombre de la operación del gobierno pre-juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. La película nos sitúa justo después de ese evento, cuando sale de la cárcel Jaca (Bukassa Kabengele, Concha al mejor actor), un antiguo capo de las mafias que operaban en las favelas. Como sucediera en aquel Carlito’s Way de Brian dePalma, éste al volver quiere vivir en paz y apartado del crimen. En su camino, su ex pareja que ha sobrevivido como ha podido, con una hija adolescente como auténtica protagonista de la historia. Paxton Winters, aunque no escatima en crudeza, se decanta por el lado esperanzador de la historia, en esa conexión vital entre los personajes de la adolescente y el antiguo capo, en busca de la redención y de algo que dé sentido a sus vidas en un entorno de miseria, representado con esa cámara ascendente por unas escaleras que no acaban nunca. Algo demasiado pulcra, con esa fotografía también premiada, lo que le resta bastante garra, pero correcta.
La estupidez del festival vino de la mano de Thalasso (Sección Oficial) protagonizados por dos figuras pagadas de sí mismas como son Michel Houellebecq y Gérard Depardieu, interpretándose a si mismos en algo que vamos a llamar “trama”, completamente absurdo. Reunidos en un centro de talasoterapia, se dedican a charlar sobre sus particulares, excéntricas y provocadores visiones de la vida en general, la existencia de Dios, sus carreras… mientras esquivan la prohibición de tabaco y alcohol; hasta que llegan los secuestradores de la película de la que ésta es secuela, El secuestro de Michel Houellebecq. Y ahí todavía se vuelve peor porque ya no hay comedia, acabando de naufragar definitivamente. No he podido evitar reírme con alguna ocurrencia, pero es lo que tienen algunos esperpentos.
Sympathy for Lady Vengeance
Las dos líneas temporales de Araña (Horizontes Latinos) son difíciles de descifrar al principio. Inés (Mercedes Moran) reconoce a un reaparecido Gerardo (Marcelo Alonso) al aparecer éste en las noticias después de tomarse la justicia por su mano en un robo. En una serie de flashbacks, Inés (en éstos la interpreta María Valverde) está en el centro de un triangulo amoroso con él y con Justo, con el que está ahora casada, dentro del grupo nazi Patria y Libertad que perpetraron atentados en contra del gobierno de Allende. Nostalgia del pasado o el mal mutando de piel para seguir existiendo, la historia va perdiendo fuelle a medida que avanza, y tiene en las dos interpretes femeninas su gran baza.
Con un pulso preciso y contenido, que la aleja del sentimentalismo en el que podría haber caído, en Proxima (Sección Oficial), Alice Winocour navega entre la preparación de Sarah, una mujer astronauta y la relación con su hija Stella, de 7 años, como madre soltera. Superando el género (tan solo se dedica al entreno del equipo de astronautas, y no en la misión en sí), y con la inestimable ayuda de una convincente Eva Green, componen un retrato femenino alejada de una superwoman, con aciertos, errores, fortaleza mental y dudas, que desarma en su sencillez.
Se suceden un par de dejavue en la película de Ina Weisse The Audition (Sección Oficial); la historia de la obsesión en pos de la perfección en el mundo del arte, puede remitir por lo intenso y turbador del personaje principal femenino, a la reciente The kindergarten teacher. Aquí, la profesora de violín interpretada porla excelente Nina Hoss, traumatizada por su propia experiencia en su carrera como intérprete musical, llega a unos niveles de exigencia (y autoexigencia) que repercuten no solo en el alumno sino en sus relaciones con los demás. Por otro lado, el desenlace resulta en algo hanekiano, dando al traste con el tono del resto de la película, resultando algo forzado, precipitado y anticlimático.
Espera al último baile
El fuego en Ema (Perlas) sirve constantemente como símbolo; del magnetismo de la protagonista, de la destrucción de las normas que constriñen su vida, como forma de expresión de la sexualidad femenina en los bailes a ritmo de reggaeton, que sirven como elemento liberador. Forma y fondo unidos para explicar la psicología de la protagonista, en esos montajes musicales de baile y fuego. El caos como plan llevado a cabo a través de su ansia por un placer que conviva con su autonomía, en unas normas que no vengan impuestas por nadie más que por ella. Atrevida, visceral, irregular y arrolladora.
El tour de force actoral entre Willem Dafoe y un pletórico Robert Patinson, como centro neurálgico de The Lighthouse (Perlas), una demencial deconstrucción y viaje a la locura, en la que se mezcla el mito de Prometeo, represión y fetiches, Poe, Lovecraft y Melville, borracheras y pedos, sirenas y tentáculos. En una impecable factura técnica, tanto a nivel de sonido, como en un expresionista blanco y negro deudor, no ya solo de Murnau o Fritz Lang, sino también del Charles Laughton de La noche del cazador, Eggers teje una serie de postales de pesadilla que, con todo, peca en ocasiones de histriónica y de pretenciosa.
También con el fuego como símbolo, y con algunas similitudes con aquella Carol de Todd Haynes, o con El hilo invisible de Paul Thomas Anderson, Retrato de una mujer en llamas (Perlas) se sirve de las formas cinematográficas clásicas para transgredirlas. Sciamma retrata la historia de amor que se establece entre una joven a punto de casarse en un matrimonio concertado, que se niega a posar; y la chica que debe hacerle un retrato, simulando ser su dama de compañía para retratarla a través de la memoria. A medida que pase la historia, y como el mito de Orfeo y Eurídice que evoca la pintora, las dos mujeres en llamas deberán elegir entre el recuerdo o la mirada, en un derroche visual de estilo pictórico, muy atento al detalle, tanto en la luz y color como al gesto y miradas, con un majestuoso final doble. (Crítica, por Sandra Cuadrado)
Los múltiples sustratos y formas que componen Parasite (Perlas) resultan en un jugosísimo baile, tanto entre géneros (comedia, cine negro, thriller…) como dentro de una composición dotada tanto de un brillante guion como de un magnífico dominio del espacio, donde poner de relieve la diferencia de clases. Como ya hiciera en Snowpiercer, la lucha en vez de hacia adelante en este caso es hacia arriba, desde el semisótano en el que nos situamos en el plano que da inicio al film, hacia el diáfano espacio de la casa de la familia de clase adinerada, esa en la que se pueden permitir ser generosos. Si bien el tono hacia el final no es tan jugoso o atrevido como en las dos primeras partes, Bong construye una pieza que se aleja de la demagogia de manera creativa y estimulante. (Crítica, por Ricard Andiñach)