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D’A 2019

An Elephant Sitting Still

 

Hotel by the river – Hong Sang Soo

El festival para Muelle5 empezó con un director bastante controvertido en el seno de la web, Hong Sang Soo. Me es mucho más interesante participar en los debates que origina entre nosotros al hablar de sus películas, que realmente verlas; Hotel by the river me ha provocado el mismo cansancio que el resto del director que he visto y ya llego a confundir (Ahora si, antes no, Lo tuyo y tú) a excepción de, en mi caso, En la playa sola de noche (por ahora la que más me ha gustado del director). O también puede ser que, volviendo a la película original, la somnolencia que invade el hotel y personajes (tal y como apunta Xavier en el Take Five del mes) se me acabara contagiando. Todo dentro de un patrón fílmico que es a Hong Sang Soo tan constante como Penny a Desmond.

Amanda – Mikhaël Hers

He aquí una película con buenas intenciones, y bien ejecutadas durante la mayoría de su metraje: se aprecian el buen hacer del dúo protagonista, su sencillez y falta de efectismo barato; asimismo, el personaje de Vincent Lacoste se construye adecuadamente, el enfrentarse a una tragedia, sus consecuencias y a las reacciones inesperadas al respecto de ésta se antojan realistas; el problema es que, de tan sencilla bordea la intrascendencia (quizá porque se escoge deliberadamente obviar el contexto político de los atentados en Francia) y por desgracia, el efectismo que iba sorteando durante el metraje no se esquiva en un reprochable final en busca de la lágrima fácil.

The harvesters – Etienne Kallos

Ambientada en una reducida colonia holandesa en Sudáfrica y mayormente hablada en Afrikaans, el tenso y estimable film debut de Kallos nos sitúa ante una batalla de un chico cuando, en el seno de una familia, se deciden adoptar aún a otro, problemático y rebelde, que acaparará las atenciones de la madre. Además, el primero debe lidiar con su propia identidad sexual, viviendo con una familia fanáticamente religiosa y su círculo. Quizá se pasa de remarcar la masculinidad tóxica inherente, para subrayar el mensaje, y claramente le sobra algo de metraje; pero es muy interesante como refleja la tensión en el retrato de interiores opresivos, de tonos verde y ocres, en el hogar familiar, con la estupenda fotografía de Michal Englert (The Congress); también destacaría el uso de la repetición al final del plano fijo del principio de la película. 

Happy new year, Colin Burstead – Ben Wheatley

Basada en el Coriolano de Shakespeare, y previamente conocida como “Colin you Anus“, que quizá auguraba algo más de mala leche, en esta comedia dramática Wheatley pasa de la violencia física de sus anteriores trabajos a la verbal. Las puñaladas dialécticas entre miembros de una singular familia, que se reúnen en una fiesta de fin de año organizada por el hijo pródigo del título (un fantástico Neil Maskell, dentro de un estelar reparto), se intensifican al encontrarse con la sorpresa de que la oveja negra de la familia también ha sido invitada… La desestructurada familia tiene su reflejo en un montaje abrupto e inquieta cámara al hombro, cuyo tono cambia en el cúlmen de la película, el momento del enfrentamiento. Como anécdota extra, los créditos finales con la fiesta final, que llevan sorpresa.

Nina – Olga Chajdas

Para mi esta película ha sido un dejavue constante: la protagonista que da titulo al film me recordaba a Aura Garrido, la música en determinado momento a la de Stranger Things y el final también me ha recordado a otras películas (sería muy explícito ponerlas). Una pareja en busca de una madre de alquiler conoce a Magda, y Nina y ella se acabarán enamorando. Aunque tiene momentos, se avanza a golpe de decisiones un tanto cuestionables: se pasa por encima del tema de la gestación subrogada (ese no quiere ser el tema), pero no son giros brillantes (por perezosos o incoherentes) ni el accidente de coche para hacer avanzar la trama ni el abuso en el final. Lo más destacable, Eliza Rycembel (Magda), el personaje desencadenante que debería haber dado titulo a la película.

Sophia Antipolis – Virgil Vernier

Historias con el nexo común del abandonado parque tecnológico llamado así, Sophia Antipolis, situado cerca de Niza, con protagonistas tan solitarios como el propio parque, que se aferran a cualquier excusa para, de alguna manera, “conectar” (operaciones estéticas, sectas en busca de víctimas, grupos de justicieros…). Historias donde traslucen la soledad y la ira de la sociedad de estos días. Una ficción con forma de documental, interesante y perturbadora, pero algo irregular debido a unos momentos oníricos que contribuyen deliberadamente a distanciar del relato.

An Elephant Sitting Still – Hu Bo

Desgarradora aunque no completamente desesperanzada, cínica y a la vez poética, el visionado de An Elephant Sitting Still está empapado irremediablemente en la triste nota del suicidio de su director, poco después de terminar su montaje. Así pues, en su testamento fílmico asistimos a la huida que emprenden cuatro personajes, conectados entre sí, hacia la ciudad que alberga ese elefante, simbolizado como quimera. La planificación de los planos secuencia y el uso del fuera de campo para no mostrar la violencia (ese incendio, esa pelea en el instituto, esa visita a la abuela), muestran la atención por el detalle de quien quizá sabia demasiado y una delicadeza que lamentablemente no era para este mundo.

What you gonna do when the world is on fire? – Roberto Minervini

Un contrastado blanco y negro nos sitúa en New Orleans en 2017, poco después del asesinato de tres chicos, a través de tres historias en particular que nos explican cómo la comunidad afronta diariamente el racismo y la violencia. Minervini establece en primerísimos planos de los personajes, los nexos de unión que se establecen en las reuniones, esas redes de apoyo en las que crean comunidad relatando las experiencias con la que se sienten reflejados e identificados. Judy, fuerza de la naturaleza y mujer rehecha a sí misma, es dueña de un bar que sirve a esas reuniones, y que intenta sobrevivir sin tener que cerrarlo; Ronaldo madura a la fuerza a sus 14 años, jugando a la vez que cuidando de su hermano pequeño Titus en esa lucha diaria; y los Nuevos Panteras Negras, manifestándose incansablemente por la justicia.

Diane – Kent Jones

Es de aplaudir el retrato de un tipo de personaje que no suele tener muchos protagonismos : la mujer jubilada interpretada por una fantástica Mary Kay Place. Diane se refugia en su activismo social y se desvive por ayudar a los demás para poder huir de si misma, huida simbolizada en esos trayectos en coche del hospital donde está su prima enferma, a casa de su hijo, que ha vuelto a recaer en las drogas, y de ahí al comedor social… los tránsitos de Diane se realizan en fundidos, y en esa huída de de recuerdos y decisiones del pasado que la atormentan, éstos se hacen más tangibles a medida que su círculo va desapareciendo y se encuentra más sola, llegando a confundir realidad y recuerdo.

Betes Blondes – Alexia Walther, Maxime Matray

Surrealista y excéntrica, la película retrata las aventuras de un amnésico otrora estrella de la televisión, con una extraña fijación por el salmón, y una facilidad innata para meterse en problemas. Sus traumas del pasado son los que han desdibujado su presente pero más allá de especificar si ha sido consciente o no, el surrealismo (a ratos muy pueril) que inunda las peripecias hace que se me antoje inaccesible el puzzle del protagonista.

Season of the devil – Lav Diaz

Cuatro personajes bajo la dictadura de Ferdinand Marcos en un antimusical en el que todos los diálogos son cantados a capella, sin más música que el sonido ambiente, por actores que no son cantantes. Las tonadillas se repiten incansables durante las cuatro horas en larguísimos planos fijos en perspectiva. Pero la lentitud, la repetición (ese “la la la” de los soldados por desgracia se queda), la dureza de la propuesta, y algunos clímax violentos la convierten en una película  con la que ciertamente es difícil de conectar.

Fourteen – Dan Sallit

A pesar de cierta sensibilidad en su retrato de personajes, esas Jo y Mara que se conocieron en la edad del título, la historia de dependencia afectiva a través de los años, de sus vivencias, desencuentros amorosos e inestabilidad laboral, imbuye con sus cortes bruscos una distancia, la misma que se va dando en la relación entre las dos protagonistas, con la que al final por su frialdad me es imposible empatizar, a pesar de la catarsis final.

The Mountain – Rick Alverson

El vacío se impone en los pasillos de los psiquiátricos y asilos, así como en la mirada de Andy (Tye Sheridan), que tras la muerte de su padre ha seguido al charlatán doctor Fiennes (excéntrico Jeff Goldblum) cuando éste le pide que documente con fotografías su periplo haciendo lobotomías por los sanatorios del país. Con tintes a The Master, en esa charlatanería para vender un negocio con que llevar a toda la sociedad por el mismo camino de zombies, la película después de una conseguida puesta en escena con una inquietante y aséptica atmósfera, le da cancha a un excesivo Denis Lavant, aunque se recupera en un magnético final.

 

 

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