Actualitat, Destacats, Featured, General, Portada
Deixa un comentari

El juicio de los 7 de Chicago

En pleno revival de los que repetimos The West Wing (o la empiezan ahora), debido a su incorporación al catálogo de Amazon, llega a Netflix El juicio de los 7 de Chicago, escrita y dirigida por Aaron Sorkin. La película recrea el momento en el que, tras la recién investidura de Nixon y la nueva fiscalía que designa (la anterior rechazó hacerlo), ésta decide aplicar una ley creada expresamente en el sur contra el activismo negro, y acusar de conspiración a 7, inicialmente 8, de los líderes de varios grupos activistas que se enfrentaron a la violencia de la policía en los disturbios de 1968 durante la convención demócrata, en una manifestación contra la guerra del Vietnam. 

Sorkin, admirador de guionistas como Paddy Chayefsky (Network, 1976) y cuyo mentor fue William Goldman (All the president’s men, 1976), sabe utilizar los ingredientes clásicos en la tradición del subgénero de juicios de forma inteligente, a un ritmo endiablado que hace que no apartes los ojos de la pantalla. Un eléctrico montaje de 7 minutos da el pistoletazo de salida al film, en el que conocemos a sus protagonistas mientras se preparan para asistir a la manifestación. Sorkin ha sabido traspasar la velocidad de sus diálogos a cierto ritmo visual, cosa que echábamos en falta en su anterior film como director (Molly’s Game, 2017). Hacia la mitad de la película, el testimonio de una agente que se infiltró entre ellos (interpretada por Caitlin Fitzgerald) se unen a la recreación en flashback de la “toma de la colina” en el parque, a material de archivo de la época, y a la narración flashforward en boca de Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen) : aunque suene caótico, la escena sucede de manera fluida y estilizada.

Además del juicio político, convertido en farsa por un juez al que sus propios colegas declararon no cualificado, se muestran las diferencias ideológicas de, en especial, dos de los miembros de los 7, Tom Hayden (Eddie Redmayne) y Abbie Hoffman. Hayden, el moderado que se enfrenta al juicio con el pelo recién cortado, está especialmente molesto por los números cómicos que monta el hippie Hoffman con su colega Jerry Rubin (Jeremy Strong, reciente ganador del Emmy por Succession), creyendo que con su afán por el foco mediático no les tomarán en serio; su enfrentamiento será de clase, pues Hoffman, que se revela admirador de sus escritos, le hace ver el privilegio que Hayden ostenta: sin dinero para pagarse la universidad, montar números es lo único que pueden permitirse. 

Los paralelos utilizados durante los testimonios se establecen también en la mente del espectador con la situación actual en EE.UU., y las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter. Durante el juicio, se le deniega a Bobby Seale (Yahya Abdul Mateen II), el líder de los Panteras Negras, repetidas veces su derecho constitucional de representación legal, y llega a ordenar que sea esposado y amordazado durante el juicio (Seale sería separado del caso, convirtiéndose entonces en los Chicago 7). A este respecto, recuerda a lo que ya hiciera Steven Spielberg (el que de hecho debía ser inicialmente el director y que encargó el guión a Sorkin) en The Post, con Nixon censurando desde la Casa Blanca al Washington Post justo después de que Trump hiciera exactamente lo mismo

En definitiva, El juicio de los 7 de Chicago aunque no sea nada nuevo bajo el sol, y alejada de la sobriedad de una Spotlight sin estridencias, sí que sabe aprovechar los ingredientes del clásico cine de Hollywood para retrotraerse a éste (lo justo sin ser carca), de manera trepidante y con unas ajustadas interpretaciones de un reparto estelar. 

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *