Actualitat, Destacats, Featured, Festivals, General, Portada
Deixa un comentari

Donostia 2023 II

Kimitachi wa do ikiru ka / The Boy and the Heron (Sección Oficial)

Sencilla y compleja a la vez (por las múltiples interpretaciones que puede tener), belleza en la animación marca de la casa (el incendio del inicio me dejó con la boca abierta un buen rato), la película habla del duelo y el legado que expresa Miyazaki a través del personaje de Mahito. Este perdió a su madre en la guerra y ahora afronta el segundo matrimonio de su padre (con la hermana de su madre fallecida, es decir su tía) y el traslado a la finca familiar donde una misteriosa garza le guía hasta una torre abandonada, que servirá como puerta a otro mundo donde conviven los vivos y los muertos. Aquí es donde Miyazaki vuela más alto aún, desplegando toda la imaginería que no será extraña a los aficionados a Ghibli: las siete abuelas, los periquitos (dos mujeres a mi lado no podían dejar de reír y señalarlos cada vez que salían), los warawara, y el tío abuelo, que según Toshio Suzuki, Miyazaki basó en su mentor y cofundador de Ghibli, Isao Takahata, fallecido en 2018. La mejor de las inauguraciones de San Sebastian en los años que llevo yendo.

Perfect Days (Perlak)

Sin la poesía que tenía la propuesta de hace unos años de Jim Jarmusch (Paterson, 2016) a la que el argumento de Perfect Days  podría recordar, en esta seguimos las felices rutinas casi rituales de un limpiador de lavabos (excelente Kôji Yakusho). En los paisajes de Tokio y de manera repetitiva le seguimos mientras se afeita para salir, coge su camioneta en la que suenan clásicos rock en cinta de cassette (de Lou Reed a los Kinks, de Patti Smith a Nina Simone…), se dedica a su trabajo con todo mimo y detalle, a veces con un  ayudante que le ayuda más bien poco, va a los mismos bares a comer y hace fotos a los árboles en el parque, y por la noche lee un libro. Cuando aparece en escena su sobrina tiene que confrontarse con su pasado, del que se intuye un status más alto del que parece haberse alejado para reencontrarse a sí mismo, en armonía con esos paisajes. Sobria, sencilla y serena, lo mejor de Wenders en mucho tiempo.

El viento que arrasa / A Ravaging Wind (Horizontes Latinos)

Paula Hernández expresa con el paisaje y la luz el estado de ánimo de Leni, hija de un pastor protestante (Alfredo Castro) con el que va de ruta evangelizadora en la Argentina de los 90. Una avería les deja a merced de un mecánico (Sergi López, siempre estupendo cuando hace de Sergi López y cuando no aún más, como aquí) que vive con su hijo y se ofrece a ayudarlos. El creciente choque entre las creencias contrapuestas de dos hombres que se parecen más de lo que creen, con amagos de soterrada violencia, incidirá en la transformación (como liberación de las raíces familiares) que Leni ya había empezado.

The Zone of Interest

The Zone of Interest (La zona de interés) (Perlak)

El brillante artefacto de Jonathan Glazer después de Under the skin (2013) nos muestra el seno de una familia con apariencia de normalidad, aunque en realidad el padre sea un gerifalte de Auschwitz y vivan muro con muro con el campo de concentración. Integrar las rutinas cotidianas de una ama de casa (Sandra Hüller) mientras se oyen incesantes los disparos y gritos (gran dispositivo de sonido, amén de la desasosegante música de Mica Levi), probarse abrigos de pieles a puerta cerrada o mencionar de manera casual con las amigas que pedirán más pasta de dientes porque alguna vez encontraron diamantes (“qué listos son”). La banalidad del mal de Hanna Arendt, el blanco y negro concentrado en una sola familia a todo color, y el reverso, rodado en negativo, de la niña que de noche esconde alimentos allá donde los prisioneros serán forzados a trabajar al día siguiente. Lo más chocante de la película no reside en ella, sino en el hecho que estamos contemplando en la realidad como la historia se repite y el mundo no sólo no hace nada por evitarlo, sino que lo financia y lo justifica.

Kalak (Sección Oficial)

La Sección Oficial del certamen no pudo empezar peor.  La directora sueca Isabella Eklöf nos quiere hablar en Kalak de varias cosas: la desconfianza entre el pueblo nativo de Groenlandia y el pueblo danés, o del trauma del protagonista, que fue violado por su padre en la adolescencia. Pero su desarrollo no sólo es mecánico y formalmente pobre, es que el retrato del protagonista no puede ser más feo (su trauma no justifica el trato para con los que lo rodean), y para postre el de las mujeres es lamentable, o consintiéndole sus aventuras (su pareja) o convirtiéndolas en “las ex locas”. Que encima esto apareciera en el palmarés (sin rastro de, por ejemplo, Cristi Puiu o incluso de Kitty Green) me parece un despropósito.

Fingernails (Esto va a doler) (Sección Oficial)

Una de las películas de corte más popular pero solventes, junto a Royal Hotel o Puan, que formaron parte de una Sección Oficial donde fallaron algunos de los nombres más conocidos (Legrand, Lafosse o Campillo), Fingernails parte con una premisa un poco a lo Black Mirror para subvertir las comedias románticas. Un test de compatibilidad basado en una comparativa de uñas (el dolor que también puede traer la seguridad, que es lo que le pasa a Anna), como ese algoritmo de IA que, como no puede ser de otra forma, no tiene en cuenta lo irracional de los sentimientos. Con ideas visuales y matices, y sostenida por su pareja actoral (la sonrisa de Jessie Buckley y los ojos enamorados de Riz Ahmed), que nos recuerdan que en la vida real hay dudas y angustia y no hay gestos grandilocuentes como en las películas (grande el chiste de la retrospectiva de Hugh Grant bajo el lema “nadie sabe más del amor”, mientras asistimos a un lento proceso de enamoramiento a base de miradas y cotidianeidad).

Fallen Leaves

Kuolleet lehdet / Fallen Leaves (Perlak)

Chica que trabaja en supermercado conoce en un bar a chico que trabaja en una siderúrgica. Van a ver una película de zombis (The dead don’t die de Jarmusch). Al salir alguien dice que le ha recordado a Bresson. Intercambian direcciones pero…

Una historia de amor con todo en contra (desde la oscura realidad que les rodea, con los ecos de la guerra en Ucrania en la radio, hasta esos obstáculos empeñados en separarlos, desde perder las direcciones intercambiadas hasta el alcoholismo), que huye de sentimentalismos pero con la esperanza en el horizonte, sea a modo de conversación delante del póster de Breve encuentro o en el homenaje final a Chaplin, y con un humor tan de otra época como sus imágenes, con una puesta en escena anacrónica muy propia del cineasta. Una preciosidad de película condensada en 81 minutos.

Anatomie d’une chute / Anatomy of a Fall (Anatomía de una caída) (Perlak)

Armadísima película que se vertebra en varios géneros (thriller, true crime, pasando del drama judicial al familiar), Anatomía de una caída (referenciando al Anatomía de un asesinato de Preminger), narra la muerte de un hombre que cae desde su balcón, en una casa aislada de la montaña donde vive con su mujer Sandra (Sandra Hüller), que será acusada de asesinato. En el subsiguiente juicio es donde entrará en juego el sesgo heteropatriarcal, sacando a la luz tanto su bisexualidad, como su éxito como escritora (que exige al patriarca los sacrificios tradicionalmente otorgados a la mujer), hasta llegar a la grabación de una discusión que pone en solfa las miserias de la vida familiar (la otra caída que referencia el título). En la película no se escenifican grandes revelaciones durante el juicio, sino que cada testimonio añade una nueva capa de duda y ambigüedad (amén de los idiomas, que añaden una sensación de falta de entendimiento y distancia), y esquiva clarificar los detalles de la muerte durante todo el metraje. Hüller, también en The Zone of interest, consigue una de las actuaciones del año en su matizada interpretación de Sandra, en la personalidad de una mujer privada que se resiste al papel que se espera de ella (ni a dar muchas explicaciones).

Kaibutsu / Monster (Monstruo) (Perlak)

Tres puntos de vista (sí, a lo Rashomon) entre una madre con su hijo adolescente y lo que parece ser una amistad conflictiva, y su profesor al que se acusa de maltrato: quien sea el monstruo depende de la mirada. La madre protectora de un niño huérfano de padre al que no entiende qué le pasa, el nacimiento de algo más que una simple amistad, los abusos que señalan hacia el lado incorrecto, y las apariencias (la imagen del centro de estudios que quiere controlar la dirección del mismo), marcando un trágico destino. De nuevo con la infancia en el centro del relato, algo que a Kore-eda se le da tan bien que consigue lo mejor de la película en su tercer acto, un coming of age emocionante que acaba por erigir la película como la mejor del director desde Shoplifters.

May December (Secretos de un escándalo) (Perlak)

He de reconocer que una de las películas más fascinantes de este año me descolocó durante su visionado. May December tiene muchas capas y muchos niveles, y el tema central de la vampirización (de la Elizabeth-Portman a Grace-Moore, de Grace-Moore a Joe-Melton, y del propio Haynes a los códigos del culebrón) navega entre los tonos de comedia, con esa contraste de frases intrascendentes con la música (adaptación de la de Michel Legrand para El mensajero de Losey) o la progresiva conversión de la actriz imitando acentos y recreando situaciones en los escenarios reales; y la tragedia, sobretodo en lo que concierne a Joe (Charles Melton), que ve en la adolescencia de sus hijos lo que a él se le impidió vivir. Haynes deja ambiguas miguitas de pan, oscuros huecos en el pasado de los personajes, que dejan en el aire la recreación que busca la actriz. Magníficas tanto Portman como Moore, la sorpresa es un sensible Charles Melton (conocido por Riverdale).

Io Capitano / I’m Captain (Yo, capitán) (Perlak)

Resulta incómodo a veces ver películas con supuestamente buenas intenciones, películas-denuncia con un mensaje o tema social que resulta difícil no respaldar. Le pasaba el año pasado en el certamen a otra película, En los márgenes, dirigida por Juan Diego Botto, sobre los deshaucios en España. Y le pasa a esta Yo, capitán donde Matteo Garrone nos muestra el infierno por el que pasan los jóvenes emigrantes que llegan a Europa (los que llegan a sobrevivir), pero utiliza una falsa épica de manera efectista para hacer sufrir a un público y ponerlo de su lado, algo que de hecho ya tenía de antemano. En ese sentido, prefiero algo como Atlantique de Mati Diop, aunque irregular, que utilizaba el fantastique como medio para esa denuncia.

MMXX

MMXX (Sección Oficial)

Los cuatro capítulos de MMXX (el título indica el año de la pandemia) están vinculadas a través de sus personajes. En el primer episodio, una terapeuta recibe a una cliente un tanto egocéntrica a la que somete a un cuestionario, una secuencia de 40 minutos de plano general con una cámara fija (sólo se mueve de lado a lado para seguir a su protagonista Oona), hasta que su hermano Miha aparece para pedirle dinero. En el segundo capítulo, (rodado con menos estabilidad de cámara y con cortes), mientras se están preparando el aniversario de Miha en la cocina, Oona se entera de que una amiga suya ingresa en el hospital, le pide ayuda a su pareja que trabaja en un hospital, pero este no la atiende. En el tercero, otro plano fijo en el que vuelve a aparecer la pareja de Oona, esta vez en un cuarto de hospital,  que espera resultados de una prueba de antígenos y escucha como un compañero suyo cuenta la historia de su lío con la novia de un mafioso. Esta historia liga con la última y la más desgarradora pieza, un policía interroga en un funeral a una víctima/verdugo en una trama de trata de blancas y tráfico de órganos. Irregular, cruda y exigente (mucho más aún que su anterior y monumental Malmkrog), MMXX nos viene a resumir un año de pandemia  que no nos hizo mejores, sino quizá aún peores (esos desperdicios clínicos que se muestran al principio de cada capítulo y cierran la película).

Puan (Sección Oficial)

La situación política de Argentina, anticipo a la reciente llegada de Milei, es el trasfondo de esta comedia de María Alché (Familia sumergida, 2018) y Benjamín Naishtat (Rojo, 2018) donde seguimos a Marcelo (Marcelo Subiotto) que aspira a ocupar el puesto del titular de la cátedra de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, después de su inesperada muerte. Un tipo que, aunque capaz y el mejor en lo que hace, es también resignado y bastante apocado, acumula trabajos sin rechistar y ahora ve amenazado su futuro puesto cuando regresa el prestigioso y egocéntrico Rafael (Leonardo Sbaraglia), desembocando en un duelo entre los dos como columna vertebral del film. Película amable y previsible pero solvente, y cuya emotiva secuencia final acaba por dejar un buen sabor de boca.

Bastarden / The Promised Land (La tierra prometida) (Perlak)

Después del traspié hollywoodiense de La torre oscura (2017), Nikolaj Arcel vuelve a su Dinamarca natal y con Mads Mikkelsen, a quien ya dirigió en A Royal Affair (2012). Este interpreta a un capitán llamado Ludvig Kahlen, hijo no reconocido de un noble, obsesionado con construir una colonia y cultivar la tierra en nombre del rey, para recibir un título nobiliario. En un paraje desértico que parece imposible de cultivar, y menos de atraer colonos, acabará acogiendo a Ann Barbara (sólida Amanda Collin) y Johannes, un matrimonio de sirvientes fugitivos del gobernador local. El psicópata y casi caricaturesco Schinkel (Simon Bennebjerg) en busca de venganza le hará la vida imposible. Bien construida en sus formas clásicas, como de western, y también favorecido por la fotografía del habitual del director Rasmus Videbæk, se hace entretenida sobretodo por un sobrio Mads Mikkelsen, que es el motivo principal para verla (y una pequeña robaescenas llamada Melina Hagberg).

Evil does not exist

Aku wa Sonzai Shinai / Evil Does Not Exist (El mal no existe) (Perlak)

Takumi y su hija Hana viven en un pueblo en las afueras de Tokio, en un entorno rodeado de naturaleza donde viene a presentarse un proyecto de glamping (glamour+camping -¡!-). En la reunión para darse a conocer con los vecinos, estos expresas sus dudas y sus criticas medioambientales, dado que el emplazamiento tendría un alto coste ecológico, el principal motivo por el que residen allí. Evitando ser totalitarios, eligen a Takumi para mediar en el conflicto. El reverso del cine de urbanitas que se van a vivir al campo, los contraste entre ciudad-campo, hostilidad-educación, los aburridos zooms y las conversaciones en el coche de los representantes de la empresa versus las largas y bucólicas escenas en la naturaleza marcan la fábula oscura de Hamaguchi, que acaba con una no-tan-enigmática expresión de violencia para volver a un punto de equilibrio.

Cerrar los ojos / Close Your Eyes (Proyección Premio Donostia)

En una rueda de prensa que se acercó más a una masterclass que a otra cosa, Erice rechazaba el concepto de mirada nostálgica: “Yo no tengo ninguna concepción fetichista ni del cine ni de la tecnología. Llevo quince años trabajando con formatos digitales, no soy alguien que esté anclado en el pasado. Por lo tanto, mi mirada no es nostálgica, es melancólica, que es algo sustancialmente distinto.”

Si bien la película se encarga de recordarlo (“Uno crece siempre hacia el pasado”), toda ella está impregnada de una sensación de pérdida, tristeza y ausencia, desde las latas de celuloide de Max hasta las citas cinéfilas (Ray, Dreyer o Río Bravo). También, quizá sobre todo, en sus propios proyectos, como una manera de darles forma, ficción dentro de la ficción: Shangai en el rodaje inconcluso debido a la desaparición del actor interpretado por Jose Coronado (como la del director, si bien relativamente como nos recordó en rueda de prensa, después de El sol del membrillo), el viaje al sur, y “soy Ana, soy Ana” de Ana Torrent y sus ojos de nuevo iluminados por una pantalla de cine. Clasicista y quizá irregular, pero llena de cine.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *