Bienvenidos al juego de Denys Arcade. Ay, Arcand, perdón. Antiguo maestro del sermón aventajado, del intelectualismo crítico solidario, del despertar de conciencias burguesas, plasmado todo ello en eternos declives de imperios no sólo americanos. El quebequés (toma gentilicio) nos mete un golazo por la escuadra, nos adoctrina con guasa mediante tópicos, satiriza el folletín, para metérnosla doblada… la lección. Un filósofo, una puta y un ladrón (¿cuento?) tienen un plan y utilizan el cochambroso sistema para salvaguardar una fortuna fortuita. El filósofo, la puta y el ladrón (¿chiste?) y otros estereotipos del montón, acabarán victoriosos pero en un comedor social, rodeados de pobres. El autor nos enseña que la historia, la narración, era una enorme excusa para hablar de su libro. Me declaro fan de Arcand, no por su maestría cinematográfica, cosa que creo que a él tampoco le quita el sueño, me declaro admirador suyo por seguir con su lucha y reinventarse jugando con códigos estructura moderna clase culebrón. Esos planos frontales de la gente inmigrante, pobre o necesitada, demuestran una honestidad que desearíamos que derrumbara ese montaje, en el que vivimos, disfrazado de bienestar. Esas miradas desarman la película, la atraviesan, van más allá de la trama, la palabra deja paso a la acción, al gesto. Una reivindicación del compromiso más simple desde la denuncia global de un mundo en descomposición. Como preguntaba Rompe Ralph: ¿Qué está ocurriendo en el corazón de la oscuridad recubierto de dulce?
Publicat el 28 d'abril de 2019
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