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Ralph Rompe Internet

Cuando se presentó el trailer de la secuela de Rompe Ralph, una de las escenas llamó la atención en las redes, convirtiéndose rápidamente en viral. En ella, una vez Ralph y Vanellope se conectan a la red y después de visitar toda una ristra de conocidos espacios tecnológicos, se dirigen a un sitio llamado “Oh My Disney”. Vanellope, escapando de los soldados imperiales de Star Wars, irrumpe en una habitación con todas las princesas Disney, que desconfían de la intrusa, hasta que Vanellope les demuestra, después en un divertido interrogatorio con todos los clichés sobre las susodichas, que ella también es una princesa.

Al final y por suerte, la viral escena no se quedaría en un simple gag, además de que las princesas también tendrán su importancia en el desenlace (que no voy a desvelar aquí). La conversación de la protagonista con sus nuevas amigas tiene peso en la trama y en el desarrollo de Vanellope, que ha encontrado un reto adecuado para su carácter competitivo fuera de su querido, pero ya limitado para ella, Sugar Crush. Convirtiéndose así de manera orgánica en la protagonista (algo que, como ya sucedía este mismo año con Elastigirl en Los Increíbles 2, el personaje pedía a gritos), y enfrentándose a una decisión que puede hacer que su amigo del alma se distancie de ella, Vanellope contará con una inmejorable aliada: Shank (con la voz de Gal Gadot). Ésta, con su mismo carácter competitivo, convertirá esa cualidad en recíproca admiración que desembocará en amistad. Es triste que esto sea refrescante en el 2018, pero imaginaos como estamos aún en relatos para todos los públicos (y ahí va un ejemplo: los celos de Eleven con Max en la segunda temporada de Stranger things), que lo cierto es que se agradece.

Todo esto sucede en un relato emocional en la línea de su predecesora, esta vez haciendo hincapié sobre las relaciones tóxicas y la fragilidad masculina. Rich Moore, después de la que fuera también notable desmontando tópicos como Zootopia, enmarca esta secuela en una exposición de lo que es Internet sin alarmismos (un sitio lleno de posibilidades, pero sin dejar de lado sus rincones oscuros), trasladando el universo de su predecesora de manera coherente en los abismos virtuales, con quizá un único “pero” : hay gags para gente demasiado versada en éstos, y que no se sabe como aguantarán dentro de un tiempo… la guinda al autoparódico pastel la pone alguien ya experto en reírse de sí mismo como es Alan Menken (Enchanted, Galavant).

Son buenos pasos de un estudio que,  tampoco vamos a engañarnos, sigue tan conservador como siempre, y simplemente hace lo que el público está pidiendo, dado que ha habido targets de los que se han olvidado durante demasiado tiempo (y de algunos, de momento, siguen haciéndolo). En definitiva, apuntes de “cambios” no tan arriesgados pero sí acorde a los tiempos que corren.

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